Había nacido en la sierra cordobesa el año de 1874. Transcurre su infancia en tónico contacto con el campo argentino, cuya húmeda huella normativa insiste a lo largo de toda su obra. En 1896 llega a Buenos Aires, con una impetuosa actitud conquistadora, patente en las palabras con que Darío le saluda, embocando en su honor la más sonora de las trompetas : "Un dia apareció Lugones, audaz, joven, fuerte, fiero como un cachono de hecatónquero que viniera de una montaña sagrada."
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