No fue una dictadura, fue una aventura. No fue un golpe de Estado, fue un golpe de cuartel, pero atrevido, generoso, brillante, no como aquel otro grotesco de la triste figura de Urdaneta, tumulto vergonzoso, en que surgió a una dictadura efímera, problamada por pretorianos extranjeros, aquel servidor incondicional, manchado todavía con la sangre de Padilla, el Nelson Colombiano.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados