Vargas Vila era un hombre elemental. De ahí que lo hayan excomulgado los críticos académicos, ateos o no; y de ahí que sea el más conocido -el único a veces- de los escritores colombianos en el mundo hispánico, y precisamente el más conocido por el Pueblo común. Digo que era elemental, lo que no excluye que fuera muy inteligente, no poco culto, y de una asombrosa capacidad literaria. Pero como para él no existían sino los colores primarios, o - si se prefiere- los elementos, tuvo que ser un fanático, un desorbitado, un hombre en blanco y negro.
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