Aproximadamente hacia finales de la década del 60, quienes se ocupaban de la actividad musical en nuestro medio vieron la necesidad de remplazar el término de MÚSICA CLASICA, que estaba siendo empleado por algunos locutores de la radio para referirse a la música escrita dentro de ciertas normas técnicas de composición y para diferenciarlas de la música indígena, folklórica o popular que son el producto de la inspiración espontánea.
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