La aristocracia es, como se sabe, una posición ante el poder así como ante la cultura; y la historia del retrato se conoce como parte del gusto aristocrático. Expresión cumplida de un concepto plenamente mundano, hedonista, sobre las vivencias específicas de la edad del humanismo y el descubrimiento del hombre y la personalidad, es la forma arquetipo del Renacimiento.
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