Toda exégesis de Rilke tiene, necesariamente, que ser una aproximación. Rilke es el rechazo de lo accesible, la negación del contacto inmediato. Es cerrado, hermético, o inabordable. Proclamó siempre la necesidad de lo difícil; en la pintura, en la escultura, en la música y en la poesía. Escribió para los happy few.
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