Puso en un ejemplar de su Romancero de Yndias una gentil dedicatoria don Manuel Joseph de Arce y Valladares, gran señor, gran bardo guatemalteco, hombre de libros y estudios de historia y de español antiguo, al igual que fino diplomático y cultor de: artes y de amistades. que se marchó rumbo al cielo cuando no era tiempo, porque ni arrastraba los pies ni acumulaba polvo de años en las arterias y demás atamientos y trenzaderas que le sirven de emparrado a la función orgánica de vivir. En este como en otros casos parecidos, no le cabe a quien sobrevive otro oficio que protestar y traslucir en las palabras y en el semblante la tristeza distendida en el reino interior.
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