Tras haber descrito la evolución histórica y la validez de los implantes yuxtaóseos, el autor los señala como solución óptima y única en algunos casos, pero a condición de que el operador esté muy experimentado y sea muy hábil. Como puede que todos los que practican la implantología no cumplan estos requisitos, aconseja prudencia e indica, como sustituto de un implante yuxtaóseo monolateral, un método no agresivo, simple y sin riesgos: el "Puente de Brooklyn".
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