De siempre ha sido un problema para los profesores universitarios evaluar bien los conocimientos adquiridos por sus alumnos, sobre todo por la falta de preparación específica para realizar estas tareas. En los momentos actuales esta dificultad se complica por la masificación de las aulas y los resultados suponen, en muchos casos, una preocupación que trasciende a alumnos y profesores, incide de modo importante en muchas familias y llega a transformarse en un auténtico problema social.-- En este artículo se parte de unas consideraciones, estudios y experiencias con profesores sobre el tema de la evaluación de los aprendizajes universitarios y se centra en aportar una docena de derechos, exija, validez, credibilidad, etc.) que debe reunir toda evaluación para garantizar una mayor calidad y cuya responsabilidad última corresponde a los profesores.-- Finalmente, se aportan algunas conclusiones y sugerencias para la aplicación de estas ideas o normas a situaciones concretas de enseñanza universitaria.
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