Este artículo se propone indagar sobre la particularidad que hay en Argentina de abordar y pensar los discursos sobre la militancia de los años ‘70 y la represión militar que la exterminó dentro de los marcos del familismo (Jelin, 2010). Para ello analiza ciertas narrativas cuyas tra- mas se organizan en torno a la desaparición de los padres y esboza algu- nas ideas para pensar en la noción de “estéticas de filiación” que da título a este trabajo. En un primer momento se muestra cómo al mismo tiempo que se conformó la agrupación H.I.J.O.S. –Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio– como un actor más en el terreno de los DD.HH., los/as hijos/as comenzaron a intervenir en el espacio público con producciones culturales. En un segundo momento se analizan tres novelas: Soy un bravo piloto de la Nueva China (2011) de Ernesto Semán; Diario de una princesa montonera. 110% verdad (2012) de Mariana Eva Pérez; y Pequeños combatientes (2013) de Raquel Robles, para pensar cuáles son esas estéticas filiatorias y cómo se arman en estas narrativas.
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