La principal autoría de los cómicos es la de sus personajes en acción. Aun cuando otra persona -el guionista o dramaturgo- los haya escrito y un tercero -el director- decida sus pasos, el cómico es el último y determinante creador. En ocasiones, los cómicos han pedido la palabra para narrar sus destinos, que son en gran medida los de su tiempo, o para contar los entresijos de la profesión. La literatura de los cómicos es memoria y honestidad o, dicho de otro modo, testimonio del viaje. Ese viaje entretenido a ninguna parte.
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