En pedagogía una de las cuestiones capitales es la de como puedan y deban relacionarse entre si el educando y el educador compartiendo un mismo proceso de educación. Desde el propio inacabamiento individual, el modo humano de ser da al educando recursos para una progresiva realización de posibilidades y exigencias que le constituyen, abiertas unas y otras en dimensión interhumana. La tarea común al educando y al educador no se especifica de raíz por su funcionalidad, sino mas bien por la índole esencial de cada persona, relacionada con el tu y consigo según la afinidad entre ellas y con cierto, horizonte que totaliza la realidad y el valor. Esta apertura les permite, de forma progresiva, superar el inacabamiento por su mutua complementaron, desde experiencias básicas, a la vez abarcadoras y compartidas. Por la comunicación ha de poder encontrarse la radical aptitud ajena, y así ser las personas no ya limitación cerrada, sino presencia que en su reciprocidad recibe y da respuesta humanizadora.
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