Se calculan, en primer lugar, las tasas de rendimiento privadas y sociales de la educación en México y, en segundo lugar, los rendimientos públicos de la inversión educativa. Estos últimos se llevan a cabo a través del cálculo de la Tasa Interna de Rendimiento (TIR), en donde los costos son los montos de inversión educativa pública por niveles educativos, y los beneficios se calculan por medio de una aproximación del mayor pago de impuestos sobre la renta y sobre el valor agregado que un mayor nivel educativo conlleva. La conclusión general es que la inversión pública en educación es altamente rentable, y que la rentabilidad está positivamente relacionada con el nivel educativo. Desde otro punto de vista, cabe mencionar que el sector público "recupera" la inversión educativa en periodos, en general, menores a 20 años.
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