Una feliz mañana de hace un par de años recibí una invitación para asistir a un espectáculo de circo el sábado siguiente en el teatro Alhambra, pegado a la plaza de la República de París. Me la mandaba el payaso Leo Bassi, ferviente priscilianista (así se presentaba) y amigo de mi hijo Manu. Yo ya había oído hablar de él por haber sido víctima del entonces alcalde de Compostela, Gerardo Conde Roa (del PP): "Una vez en Compostela tenía una actuación prevista en el Teatro Principal en un espectáculo no subvencionado y el entonces alcalde, Gerardo Conde Roa, dijo que yo no podía actuar en aquel teatro porque era 'un hombre repugnante haciendo espectáculos repugnantes'"
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