Entre agosto de 2014 y el invierno de 2015-2016, el precio del barril de petróleo se dividió por tres. Más de 250.000 puestos de trabajo fueron suprimidos en un sector que tuvo que renunciar a inversiones muy importantes o aplazarlas. Esta sacudida mundial debilita a los gigantes de la industria petrolera y desestabiliza el juego político en los países exportadores.
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