El aprendizaje representa un aspecto especialmente difícil en la problemática del empleo juvenil. La situación desfavorable en la que los jóvenes se encuentran cuando acceden al mercado laboral no sólo es debida a la crisis económica, sino también a la ausencia de conexión entre los sistemas educativos y los productivos. El desarrollo de la sociedad tecnológica impone cambios culturales y los esquemas de enseñanza y de formación profesional se encuentran frente a un serio desafío. Preciso es encontrar nuevas vías y ensayar alternativas diferentes de inserción en el mercado de trabajo, como consecuencia de lo cual están apareciendo nuevas formas de empleo, que denominamos mercado secundario de trabajo, y que representan un modelo de organización opuesto al del mercado primario. Los desafíos que surgen de la transformación de las necesidades de cualificación hacen cada vez más necesaria y urgente la adaptación entre el empleo y las políticas de formación. También se hace necesario el establecimiento de un sistema permanente y flexible de formación profesional, capaz de realizar los ajustes permanentemente solicitados entre la oferta y la demanda.
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