Estrenó su primera obra en 1974 con el vestíbulo del teatro Alfil lleno de policías uniformados que dificultaban el acceso del público, pese a que la censura había dado el visto bueno al texto. En 1976, mientras se ensayaba su pieza 7.000 gallinas y un camello, ardió el Teatro Español y, frente a las llamas, el entonces alcalde le gritó:
“Lo mismo que he acabado con las casas en ruinas del Madrid cochambroso, voy a acabar con el teatro de mierda de los intelectuales”. Jesús Campos (Jaén, 1938) no ha parado de escribir teatro y de recibir premios. Pertenece a una generación de dramaturgos a los que primero prohibió la censura franquista y después ignoró la democracia. Ahora, después de 40 años de su primer y único estreno en esa sala, ha vuelto al María Guerrero con Y la casa crecía, una obra sobre la crisis. “Entre tanto he estrenado bajo los mejores puentes de Madrid”, ironiza.
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