El artículo se propone reconstruir el panorama pictórico de la diócesis zamorana en el siglo XVI. La mayoría de los retablos eran de pintura, pero nos han llegado escasos restos materiales así como documentales. Es clara la pervivencia del sustrato flamenco durante las dos primeras décadas de siglo, tratándose además de una pintura muy influenciada por grabados del norte de Europa. Hacia 1525 se empiezan a percibir atisbos de renacimiento que se traduce en un mayor manejo del espacio así como en la introducción de estampas de origen italiano. Entre los responsables de este cambio están seguidores del Maestro de Astorga.
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