El mundo a principios del siglo II estaba dividido en cuatro grandes imperios. De occidente a oriente estaban el Imperio romano, el Imperio parto (Irak e Irán), el Imperio kushan (al norte de la India y la actual Afganistán) y el imperio han (China). Había otros reinos en el sur de la India, pueblos nómadas en las inmensas estepas del norte de Eurasia o en Arabia y diferentes regiones de Africa, pero estos cuatro imperios eran los que concentraban la mayor parte de la población mundial y el poder de la época. Entre ellos, Roma y China, eran los dos gigantes.
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