En 1799, durante la campaña de Egipto, un oficial francés descubrió la denominada piedra de Rosetta, un trozo de una estela de basalto rota con un texto inscrito que iba a ser la clave para desvelar el misterio de los antiguos jeroglíficos egipcios. La inscripción está en dos idiomas y tres tipos de escritura: jeroglífica, demótica (egipcia de uso cotidiano) y griega.
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