Este artículo examina cómo la Gazeta de México (1784-1809) y el Diario de México (1805-1812) apoyaban la educación de la mujer y su participación en la esfera pública con el objetivo ulterior de que fuera la madre por excelencia. El papel de educadora estuvo, sin embargo, restringido física e intelectualmente por el escrutinio biológico y moral que se hacía de las mujeres en estas publicaciones. La mención de la mujer en estos medios impresos refleja el interés gubernamental de entenderla como la encargada de producir ciudadanos. Sin embargo, su centralidad como madre se contrapone con la forma en que su presencia en la esfera pública fue acogida por los mismos intelectuales que impulsaban su educación pero desdeñaban su desenvolvimiento social.
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