María Cecilia Gil de Bendinger
La expulsión de la orden religiosa de los Jesuitas de América Latina en el siglo XVIII tuvo diferentes consecuencias políticas y religiosas en la sociedad de la época. E influyó, así mismo, en la determinación y en las acciones de la Beata María Antonia de Paz en Argentina, que desarrolló una serie de ejercicios espirituales y una red de solidaridad en torno a ellos intentando suplir la ausencia de la orden. El presente artículo intenta analizar los ejercicios religiosos, implantación en Argentina y sus consecuencias tanto en las comunidades religiosas y laicas de América, como en las europeas. El trabajo se centra en la correspondencia de esta mujer religiosa con los Jesuitas expulsados y en el rigor y la disciplina que manifestó ante la crisis y que permitieron la reforma de distintos conventos en Europa. El artículo, desde una perspectiva histórica, muestra la lucidez de la Beata consistente en detectar un espacio de déficit espiritual y asumir el poder vacante desde la partida de los Jesuitas.
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