La obstinación del Gobierno francés por querer construir un aeropuerto en Notre-Dame-des-Landes (Loira Atlántico) se explica también por la necesidad de cumplir con una concesión otorgada a Vinci, multinacional levantada a expensas del Estado francés. Arquetipo del depredador de mercados públicos, el gigante de la construcción juega a dos bandas para embolsarse las ganancias: el rápido retorno de la inversión en su actividad de construcción y las rentas de gestión de las concesiones a largo plazo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados