"Llegué al centro de salud cuando terminaba la lluvia, podía oler la tierra colorada y la humedad trepando por la vegetación de las inmediaciones. Cuando salí, busqué una banca para abrir el sobre. Traía una botella de agua en una mano y el sobre en la otra. No leí todo, solo me detuve en las cuatro siglas escritas en mayúsculas y vacié la botella sin parar a respirar. El paisaje se había vuelto el fin de la jornada después de un incendio. Las plantas anegadas, el suelo un charco inservible, ni una pertenencia salvable después del paso de los bomberos..."
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