Barcelona, España
Los países totalitarios aparecidos en la Europa de entreguerras tuvieron un aspecto en común. Tanto el fascismo italiano, el nazismo alemán como el comunismo soviético consideraron el cine como uno de los vehículos más efectivos para la propaganda política. El famoso lema mussaliniano la cinematografia è l’ arma piú forte fue asumido por estos regímenes estableciendo una política proteccionista para la industria del cine acorde con su importancia estratégica.
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