La diplomacia pública se ha convertido en uno de los ejes centrales de los gobiernos, sobre todo en lo relacionado con la acción exterior. El objetivo de dicha actividad es la influencia en la opinión pública y se ejecuta mediante la información y la comunicación, los programas educativos y la acción cultural.
El auge de la diplomacia pública se vincula al crecimiento de las industrias de la comunicación. Desde el punto de vista de la administración, se trata es una herramienta de la dirección estratégica de las empresas y las organizaciones. Está presente en numerosas actividades que incluyen la gestión de la información, el ocio, el deporte, los servicios comerciales, la formación continua, el consumo y el know-how. Todos estos elementos confirman que se trata de una actividad transversal que afecta a todos los estamentos y que hay que gestionar para crear valor.
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