Ondina deviene, en el cuento homónimo de Carmen Naranjo, un constructo, alre-°©‐‑ dedor del cual se mueven los demás per-°©‐‑ sonajes. Es la construcción obsesiva del deseo y la negación vergonzosa ante lo deforme, según su familia, deformidad no manifestada explícitamente sino leída más bien a partir del silencio y del velo que se teje para ocultarla. El texto se plantea como la lucha por el (des) cubrimiento de esta, como sujeto-°©‐‑objeto de misterio, de deseo y de rechazo.
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