Desde tiempos inmemoriales, la vitivinicultura ha estado presente en las tierras del Condado. El cultivo de la vid para la elaboración de vino ha ocupado a esta población durante milenios, forjando un especial vínculo con su territorio. Se trata de una cultura generada a partir del entendimiento y sabio aprovechamiento de los recursos naturales; una práctica tradicional que surge de la unión entre los elementos humanos y naturales propios del Condado.
Este Condado presenta dificultades para su delimitación y ha sido generalmente considerado dentro de las “tierras llanas” de Huelva, consagradas históricamente a los cultivos de cereal, viñedo y olivar. Sin embargo, este estudio enfatiza la antigua tradición de la vid por su repercusión sobre los aspectos culturales y territoriales comunes en estos pueblos. Se propone una lectura de este lugar diverso desde el punto de vista de la vitivinicultura, subrayando la importancia de esta histórica práctica, mantenida hasta la actualidad, en la conformación de su paisaje y en la generación de su patrimonio.
La vitivinicultura como elemento vivo aporta cohesión al territorio heterogéneo del Condado y permite su reconocimiento, claro y diferenciado, como un sistema cultural único. El ancestral desempeño de esta actividad agrícola en el Condado la ha convertido en signo fundamental de identidad para su pueblo, formando parte de la vida y el patrimonio de esta sociedad.
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