El paso del Cabo de Hornos se descubrió hace 400 años, en 1616, pero entonces nadie se atrevió a cruzarlo. El punto que separa América de la Antártida recibe tempestades icebergs inadvertidos y lo surcan las olas más temibles y gigantescas. Cruzarlo en un barco es una de las experiencias más auténticas para cualquier viajero.
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