Luis Vicente Clemente Quijada, César Rina Simón
Los historiadores nos acercamos al pasado desde el horizonte cultural en el que vivimos, desde nuestra propia experiencia. No cabe otra posibilidad. La búsqueda y teorización de un método historiográfico que incluyera la historiografía en el amplio campo de las disciplinas científico-sociales no ha logrado superar el estricto presentismo de nuestro trabajo. Desde Benedetto Croce a E. H. Carr, pasando por los representantes de los denominados cultural turn y linguistic turn, se ha planteado la interrelación entre el historiador y su tiempo y el historiador y su objeto de estudio. Se trata de una cuestión ontológica fundamental a la hora de acercarnos a los usos públicos de la historia.
En las siguientes páginas tratamos de reseñar la vigencia que tienen los debates en torno a los usos políticos, sociales y educativos de la disciplina en la actualidad, así como tratar de sintetizar las múltiples formas de gestión del conocimiento histórico de cara a la transmisión de saberes sintetizados y divulgados en los medios de comunicación o en los sistemas educativos.
Hablar de los usos políticos y de las narraciones del pasado nos acerca a otros conceptos circundantes y complementarios, como son los de memoria, identidad, olvido, constructivismo, consolidación de las narrativas nacionales o legitimación historicista de los modelos de estado. Es por esto que, lejos de ser un asunto estrictamente historiográfico, la utilización de discursos históricos con una significación política, ideológica o normativa afecta a la cultura política de las sociedades y la dimensión "imaginaria" de los colectivos.
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