Desde el principio, la noción «Regla de oro» se ha usado como valor moral de reciprocidad y argumento para las decisiones políticas. Thomas Hobbes, uno de los primeros autores en emplear el término con este sentido, sostenía que los cristianos de su época apenas se ponían en el lugar de las personas de otra creencia. A los teólogos de la Edad Moderna les preocupaban las rivalidades religiosas en el seno de proyectos teológico-políticos como los estados de corte teocrático. Pensadores como Locke, Leibniz, Clarke o Kant eran conscientes de las consecuencias imprevistas derivadas de la aplicación del principio de la Regla de oro para regular la moral de la sociedad. Kierkegaard aporta un primer intento de superar la predominancia social y política en esta aplicación. El desarrollo de la globalización y el multiculturalismo en los siglos veinte y veintiuno han marcado el retorno a la regla de oro como regla moral, a aquella Regla de oro de la compasión que promulgaban los textos sagrados de los credos monoteístas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados