El estreno de Intolerancia en el Liberty Theatre de Nueva York el 5 de septiembre de 1916 dejó desconcertados a los críticos y espectadores de la época. A lo largo de tres horas de metraje, habían presenciado cuatro historias ambientadas en siglos diferentes y enlazadas por un eje temático, la idea de la intolerancia a través del tiempo. Los episodios correspondientes a la caída de Babilonia, la pasión y muerte de Jesucristo, la matanza de los hugonotes en la Francia del siglo XVI y una huelga de trabajadores a principios del siglo XX estaban articulados por la presencia recurrente de Lillian Gish que mecía la cuna del tiempo ante la mirada de las tres Parcas. El director D. W. Griffith había realizado un film especialmente ambicioso que recogía diversas tradiciones artísticas, desarrollaba la técnica del montaje paralelo y expresaba su conflicto ideológico entre tradición y anticapitalismo. El estreno de la película lo consolida como «autor» y certifica su creencia de que el cine puede ser un instrumento para el cambio social.
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