"Una historia crítica es la que nos llama a reflexionar sobre nuestra naturaleza y nuestros límites, sobre las condiciones en las que se estableció lo que entendemos por verdad y por realidad. Una historia crítica perturba y fragmenta, pone de manifiesto la fragilidad de aquello que parece sólido, lo contingente de aquello que parece necesario, las raíces mundanas y cotidianas de aquello que reclama nobleza excepcional. Nos permite pensar en contra del presente, en el sentido de poder explorar sus horizontes y sus condiciones de posibilidad. El objetivo de una historia crítica no es imponer un juicio, sino hacerlo posible". (Nikolas Rose, 1996).1794 y 20 de julio de 1810 son dos momentos mayores en la historia política de Colombia. Quienes real o supuestamente se involucraron en el primero no se comprometieron automáticamente con el segundo, y tampoco con la llamada PrimeraRepública (1810-1816), como suele narrarlo la historiografía tradicional.Documentos inéditos, ajenos muchas veces a la actividad política propiamente dicha, generados por los llamados próceres en el curso de su contradictoria relación con el Estadoabsolutista, arrojan luces que señalan nuevos derroteros de interpretación. El caso de Enrique Umaña Barragán es uno de ellos. En estas páginas, Umaña protagoniza su conversión de supuesto conspirador en leal funcionario del rey; años más tardese consagrará a la administración de su hacienda Tequendama y en ocasiones extraordinarias ejercerá como funcionario de la naciente República. La defensa, consolidación e incremento de la herencia de sus mayores y el compromiso con susapellidos definen un destino que supo navegar con prudencia en las aguas revueltas que conducen de la Colonia a la República. La Ilustración francesa lo incita a formarse científicamente, con la autorización y el patrocinio de la monarquía. Hay que precisar,no obstante, la distancia que separa esta adhesión de una inimaginable militancia en las filas de la Revolución francesa en tierras hispanas. Patrimonio y buen nombre dependían de la lealtad a la monarquía. Nuestro prócer definitivamente no encaja en el modelo en que la historiografía tradicional ha querido acomodarlo. Urge una relectura de esta vida para develar el secreto que le permitió franquear incólume y con provecho la ruta de la “antigua a la nueva República”.Palabras clave: Revista Historia de la Educación Latinoamericana, Enrique Umaña Barragán, Republica.
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