Con una retórica encendida en busca de las "responsabilidades políticas", Álvarez Cascos declaró como testigo en el juicio sobre el "caso" Marey, negando promesa alguna de indulto para Amedo y Domínguez. González insistió en la teoría conspirativa que explicaría, en su opinión, el proceso que lleva el Supremo. La amnesia y la memoria estuvieron presentes en su testimonios, esperados con ansiedad, pero que nada aportaron al esclarecimiento de un delito.
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