Tras su sexuaségimo aniversario –y a pesar de que su arquitectura quedó desprotegida hasta los primeros 90– la Secondary Modern School en Hunstanton, de A+P Smithson, sigue derrochando modernidad a través su fotogénica apariencia. Desde el momento en que fue construida (1949-1953) hasta hoy, la dialéctica formulada por su envolvente ha sido capaz de integrarla en el paisaje, así como de conciliar con el mismo la funcionalidad de su programa docente. El éxito del lenguaje empleado en sus distintas fachadas radica en el rigor de una matemática compositiva llevada al extremo. La repetición como mecanismo proyectual, tanto de sus elementos constructivos como de los contados detalles tipo, convierte su arquitectura en un ente abstracto, consiguiendo desmaterializar la percepción de su gran tamaño. Al mismo tiempo, cada fachada se hace partícipe de la ambigüedad que supone combinar simultáneamente la permeabilidad visual y los reflejos –capaces de camuflar su interior–. Las variables “velocidad” y “acercamiento”, con las que es percibida la envolvente tanto desde el interior como desde el exterior, hacen de esta dualidad un juego de miradas que asemeja los elementos de fachada a un “frame filmográfico” que, contextualizado en el momento en que fue inaugurada, recuerda al movimiento Free Cinema.
After its sixty anniversary (and in spite of the fact that its architecture was left unprotected till the early 90s), the Secondary Modern School in Hunstanton by A+P Smithson remains as a perfect example of modernity in its own photogenic appearance. From the very moment it was built (1949-1953) till now, the dialectics formulated by its skin has been able to integrate into the landscape, as well as reconcile the functionality of their teaching program with it. The success of the language used in its different facades lies in the compositional rigor of mathematics taken to the extreme. The repetition as a projectual mechanism –both its constructive elements and the few necessary detail– makes this architecture an abstract entity, allowing dematerialize the perception of its large size. At the same time, each facade shares the ambiguity which is implied in combining simultaneously the visual permeability and the reflexes which are able to camouflage the interior. Variables as “velocity” and “approach” with which the covering is perceived –both from the inside and from the outside– make possible a game of gazes from this duality that resembles the facade elements as a “cinematographic frame”. Consequently, and placing this in the context of the inauguration of the building, Secondary Modern School in Hunstanton reminds the Free Cinema Movement.
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