El presente estudio analiza, tras un breve recorrido histórico de cómo se va per¬filando el oficio de escribano en Castilla, las características que éste presentaba en la villa de Ledesma, concedida en 1462 por Enrique IV a D. Beltrán de la Cueva, con rango de Condado. Esta concesión incluía, entre otras mercedes, la propiedad de las escribanías, que quedan así enajenadas a la Corona.
Unos años mas tarde, son cedidas al Concejo a cambio de una renta anual a perpetuidad. De esta forma pasan a éste la designación de los seis escribanos de número y el del concejo, cuyas obligaciones, penas y galardones se plasmarán íntegra y minucio¬samente reguladas a lo largo del Título 5o de las Ordenanzas Municipales de Ledesma de 1519.
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