Mónica Méndez, Héctor Cebolla-Boado, Gemma Pinyol-Jiménez
La posición de España como destino de inmigración es extraordinaria en el marco internacional: con excepciones lejanas, como los Emiratos Árabes Unidos, ningún otro país del mundo ha sufrido en los últimos años un incremento tan relevante del peso relativo de la inmigración en su población.Ha sido el segundo país en el ranking de los países de destino de los flujos migratorios a lo largo de la última década, sólo por detrás de los Estados Unidos. La intensidad de esta transformación y la magnitud del cambio han convertido a España en un laboratorio para el estudio de muchos de los procesos de transformación que tienen lugar en las sociedades de inmigración (Cebolla y González 2013).
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