Proponemos como paradigma de toda experiencia extralingüística la transición del sueño a la vigilia. Con esto comprobaremos que sin lenguaje y sin memoria no dispondríamos de ninguna experiencia vital de la realidad, aunque nos sostenga el hilo mínimo existencial del talante. Si el lenguaje determina y modela la experiencia que tenemos del mundo, ésta también determina y modela nuestro lenguaje, ya sea en el presente inmediato o posteriormente cuando la experiencia es recuperada por la memoria. Así, sujeto, realidad y lenguaje conforman un sistema consistente y estable de interacción, de la misma manera que un trípode consigue tenerse en pie.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados