El neoliberalismo encontró un terreno fértil en los académicos, cuya predisposición a «trabajar duro» y «hacerlo bien» encajan perfectamente con las exigencias neoliberales de contar con sujetos autónomos, automotivados y responsables.
En el presente texto, vuelvo la vista hacia algunos de los secretos y silencios de la vida académica. Argumento aquí que la academia representa un excelente ejemplo de «neoliberalización» del puesto de trabajo y que los académicos y académicas son, de múltiples formas, sujetos neoliberales modélicos, con su inacabable autosupervisión, flexibilidad, creatividad e internalización de nuevas formas de auditoría y cálculo.
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