Manuela Carmena se ha quedado al margen de la remontada electoral a la que apelan los líderes de Podemos. A diferencia de su homóloga en Barcelona, Ada Colau, Carmena no se ha implicado en la preparación del 20-D, obligada por la neutralidad que debe marcar ante sus concejales de Podemos e IU pero también por su vocación de gestora alejada de la arena política. Pero además, los errores de comunicación que ha cometido el Ayuntamiento de Madrid en los últimos tiempos están diluyendo el efecto Carmena, provocando que la naturalidad con la que la alcaldesa se ganó a los electores en mayo pueda confundirse con improvisación y desincentivando la posibilidad de que la gestión en el Ayuntamiento de Madrid redunde en un beneficio electoral para Podemos.
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