“Después de un recorrido por el siglo XX y en vísperas del tercer milenio, frente al cielo y al infierno; y a la muerte de Dios, se vislumbra nuestra tarea cristiana: Dar testimonio de Dios, abrir las ventanas cerradas, para que su luz pueda brillar entre nosotros.
Y como para introducirnos en su voluntad, a la comunidad que camina en la fe pertenece la vida según los mandamientos, que son las reglas concretas del amor a Dios, al prójimo, a la creación y a nosotros mismos. Esto quedaría reducido a un moralismo sin sentido, si no está bajo la luz de la gracia del perdón. Despertar de nuevo la alegría en Dios, la alegría por la revelación de Dios, por la amistad con Dios, me parece una tarea urgente de la iglesia en nuestro siglo”.
“After the travel of the XX century and on the eve of the third millennium, in front of heaven and hell and to God’s death, it glimpses our christian task: to give testimony of God, to open the closed windows so His light could shine among us.
And to get in His will, to the community that walks in faith belongs the life according to the commandments, which are the concrete rules of God’s love; to the fellow, to the creation and us.
This will be reduced to a moralism with no sense, if it is not under the light of grace of forgiveness.
Waking up again God’s happiness, the joy for God’s revelation, His friendship. I think it is an urgent church task in our century”.
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