El régimen político colombiano es excepcionalmente estable y gobernable sin que ello signifique, desarrollos democráticos, legitimidad política o representatividad colectiva. Parecería que Colombia va en contravía de los otros países de América Latina, enfrascados en la transición democrática, en negociar los conflictos armados y en buscar formas más sólidas de gobernabilidad. Para desentrañar estas aparentes paradojas me propongo desarrollar los siguientes puntos: El significado histórico de la violencia en la conformación del orden político colombiano. La violencia como eje estructurante de las relaciones políticas. El significado estratégico de las violencias y de sus dinámicas bélicas, en la estabilidad y modernización del régimen político durante los últimos quince años. La violencia como problema o la violencia como solución. Una coda en torno al posible escenario para la construcción de un proceso de gobernabilidad creciente con decrecientes niveles de violencia.
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