El análisis de la determinación del tipo de cambio, es considerado por razones históricas, un tema relativamente reciente dentro del contexto de la economía internacional. Antes de la primera guerra mundial el valor de las monedas más importantes se fijaba respecto al oro, después de la segunda guerra el valor de la mayoría de las monedas se fijo en términos del dólar. A finales de los sesenta cuando se hicieron más frecuentes las crisis monetarias internacionales, los economistas defendieron la idea de una mayor flexibilidad en los tipos de cambio apoyados en tres puntos principales:1. Si los bancos centrales no estuvieran obligados a intervenir los mercados monetarios para determinar el tipo de cambio, la política monetaria podría ser utilizada para alcanzar el equilibrio interno y externo, aislando la economía de la inflación mundial1 y obteniendo una mayor autonomía monetaria.2. El sistema de tipo de cambio flotante desaparecería las asimetrías creadas con el sistema Bretton Woods, reflejadas en la poca capacidad de los bancos centrales para determinar su propia oferta monetaria y el impedimento a Estados Unidos de devaluar respecto a otras monedas3. El equilibrio interno y externo no sería perturbado drásticamente por cambios en la demanda agregada, gracias al rápido ajuste del tipo de cambio flotante.
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