Para entender por qué la cabeza encantada podía percibirse como algo tan peligroso como para que la Inquisición la deshiciera, debemos primero determinar exactamente cómo podía interpretarse tal objeto. Según Marsilio Ficino, la estructura artificial y material de un talismán o estatua puede ser causa de que esté ocupado o animado por una entidad espiritual. Lo que más caracteriza a los neoplatónicos es su insistencia en que una estatua podía, por razón de sus propiedades naturales, atraer a un demonio sin ningún rito teúrgico. Esta magia "natural" les llevaba a concluir que las imágenes conducían a la atracción y retención de los demonios y otras influencias celestiales.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados