Descartada la vía de la legislación civil para alcanzar la unidad de mercado, el Anteproyecto de Código Mercantil se propone lograrla estableciendo unas mismas normas contractuales que sean aplicables a las operaciones mercantiles en todo el territorio nacional. Para ello delimita su propia materia por referencia, no ya a los empresarios, sino a los «operadores del mercado», con la consiguiente ampliación del perímetro de lo mercantil, que asimismo abarca los contratos con los consumidores. Con este planteamiento se apuesta por la opción de un Código mercantil regulador de la práctica totalidad de la actividad económica, renunciando a una � ciertamente compleja, pero en cualquier caso deseable- unificación del Derecho privado de contratos. Como era previsible, estas cuestiones han generado un intenso y ardiente debate.
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