Recorremos nuestra ciudad todos los días. Transitamos por sus calles, sus plazas, sus barrios, desempeñando aquellas heterogéneas funciones que nos impone el vivir cotidiano. Creamos hábitos que asumen maneras concretas y específicas de desplazamiento a lo largo de las vías para alcanzar los lugares de trabajo de abastecimiento y recreación. No faltará el espontáneo y zigzagueante deambular por los abigarrados centros comerciales.Muchos cultivarán el paseo urbano como una forma especial de contemplación y regocijo: en una palabra, la ciudad es motivo de recreación.
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