Valencia, España
En el organismo humano son muchos y diversos los mecanismos que mantienen la homeostasis de los diferentes sistemas y tejidos. Se sabe que las células orgánicas de origen fetal no son las únicas que mantienen la vida ni la fisiología en un ser vivo. Este hecho es especialmente cierto en el tubo digestivo, donde el número de células microbianas que colonizan en condiciones normales sus paredes se estima que puede llegar a ser 10 veces superior al total de células de una persona adulta.
El intestino humano, es de hecho, un ecosistema esencial para su fisiología, es decir, para la absorción eficiente de nutrientes y, como consecuencia, para el mantenimiento de la salud1. Muchos de estos microorganismos nos protegen de enfermedades y trastornos digestivos e inmunológicos ya que, entre otras muchas funciones digestivas, neutralizan la acción patógena de bacterias intestinales y estimulan las defensas del organismo. El historiador romano Plinio, en el siglo 76 antes de la era cristiana, se adelantó en recomendar la administración de lácteos fermentados para tratar la gastroenteritis
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