Un elemento característico de la 1ª Guerra Carlista fueron las expediciones a comarcas dominadas por las armas liberales, algunas de las cuales llegaron a alcanzar por diversos motivos merecida notoriedad, otras, por el contrario, pasaron prácticamente desapercibidas incluso para algunos destacados especialistas, mientras que otros se limitaron simplemente a mencionarlas. Una de estas últimas fue la que dirigió el brigadier segoviano Manuel Sanz en el mes de septiembre de 1834, que a pesar de sus importantes objetivos pasaría a la historia por su fracaso ante Villarcayo el día 18 de aquel mes y su triste regreso a Vizcaya, continuamente acosados sus hombres por las tropas cristinas.
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