Este artículo presenta una serie de reflexiones sobre la arquitectura residencial desde dos puntos de vista: como contenedor proyectado racionalmente por el arquitecto y desde las configuraciones arquitectónicas que se desprenden del uso. Para complementar este estudio teórico se plantea un ejercicio de análisis de un caso concreto de vivienda estrato seis en la ciudad de Medellín. A través de él se compara el apartamento modelo con el habitado por uno de los compradores. Como resultado, se evidencia que los objetos constituyen el vehículo de marcaje antropológico, que determina la diferencia entre la arquitectura proyectada y la arquitectura de los afectos, de los usos y los revestimientos, en otras palabras, la arquitectura vivida
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