La irrupción de nuevas formaciones políticas parece haber afectado al ya prolongado debate en España acerca de las fiestas en las que se tortura a diversas especies animales –con especial incidencia en la raza bovina-. El sentimiento contrario al maltrato va creciendo y ganando influencia, y numerosos nuevos ayuntamientos han decidido adoptar medidas para acabar con este tipo de eventos o, al menos, poner el mayor número de trabas. Casi toda la derecha política –además de los colectivos con intereses económicos en la ‘Fiesta nacional’- defiende la continuidad de la tauromaquia, mientras que en comunidades autónomas –que disponen de las competencias- como Cataluña y Canarias, estos eventos llevan años prohibidos.
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